Con la llegada del buen tiempo, pasamos más tiempo al aire libre y nos exponemos con más frecuencia al sol. La vitamina D se produce en la piel con ayuda de la radiación ultravioleta presente en la luz solar y es una de las razones por las que exponerse con regularidad a la luz del sol es importante para la salud.
La vitamina D se produce en la piel con ayuda de la luz del sol. La vitamina D es importante para el cuerpo. Así, reviste importancia para la composición de los huesos y para desarrollar unos dientes fuertes. Además, la vitamina D también contribuye a las defensas y a la producción de células y tejidos. Al proteger la piel del sol, la cantidad de vitamina D producida por el cuerpo disminuye notablemente. Con independencia de su efecto sobre la producción de vitamina D, la luz del sol también parece influir directamente en nuestro cuerpo. La exposición moderada al sol tiene un efecto antiinflamatorio y parece influir de manera positiva en varias enfermedades [2].
Pero, por desgracia, el sol también tiene consecuencias negativas para la salud. La radiación ultravioleta contribuye a la producción de vitamina D y al bronceado de la piel, pero también daña las fibras elásticas, lo que provoca la aparición de arrugas. Además, la luz del sol puede producir daños estructurales y provocar la formación de radicales libres en la piel. Tanto los daños estructurales como los efectos perjudiciales de los radicales libres pueden provocar mutaciones en el ADN. La mayoría de las veces, el cuerpo puede reparar estas mutaciones por sí solo y eliminar las células afectadas. Sin embargo, también se puede producir la aparición de un cáncer. La exposición excesiva al sol (quemaduras graves o exposición reiterada) es la principal causa de cáncer de piel [3].
Además de usar métodos de protección tópicos, es posible proteger la piel del sol desde el interior. Los nutrientes desempeñan un papel en la protección contra los efectos negativos del sol. Por ejemplo, los polifenoles, las vitaminas y los minerales pueden contribuir a prevenir la inflamación y neutralizar los radicales libres, además de actuar como antioxidantes [5]. Asimismo, se ha observado un efecto protector frente a la radiación ultravioleta en el caso de los carotenoides [6].
La exposición a la luz ultravioleta le cuesta energía a la piel. Además, se necesita mucha energía para reparar el daño causado por la exposición a la luz ultravioleta. La vitamina B3 desempeña un papel importante en la producción de energía. Por tanto, durante la exposición a la radiación ultravioleta la vitamina B3 constituye un cofactor esencial para la producción de energía. Los estudios efectuados en células han demostrado que la suplementación con vitamina B3 podría prevenir la pérdida de energía de la piel. Esto permitiría a las células tener suficiente energía para repararse a sí mismas. Por tanto, la vitamina B3 protege las células del daño de la radiación ultravioleta [7]. Además, la vitamina B3 parece reforzar la reparación del ADN tras los daños de la radiación ultravioleta [8].
En un estudio clínico que investigaba la recurrencia del cáncer de piel, se administró a los participantes 500 mg de vitamina B3 dos veces al día. Previamente, los participantes habían sufrido al menos en dos ocasiones tumores propios del tipo de cáncer de piel más común. Después de tomar suplementos durante doce meses, se encontraron menos tumores de nueva aparición entre los participantes a los que se había administrado vitamina B3, en comparación con el grupo de placebo [9]. El uso de suplementos de vitamina B3 (500 y 1500 mg diarios) también contribuyó a una correcta inmunomodulación en el caso de individuos sanos sometidos a radiación ultravioleta [10].
Los estudios muestran que una ingesta diaria de 2 gramos de vitamina C junto con 1000 UI (670 mg) de D-alfa-tocoferol (vitamina E) reduce el eritema solar, lo que disminuye el riesgo de daños en la piel por exposición al sol [11] . En un estudio similar, se analizaron los efectos del uso de suplementos de vitamina C, vitamina E y una combinación de ambas. Durante una semana, se administró a los voluntarios o 2 gramos de vitamina C, o 1000 UI de D-alfa-tocoferol, o ambas. Los investigadores descubrieron que era la combinación de vitaminas C y E la que mejor protección ofrecía contra los daños provocados por la radiación ultravioleta. El efecto protector de la vitamina E por sí sola resultó ser moderado. La suplementación únicamente con vitamina C no tuvo un efecto protector [12].
Beber té verde también puede contribuir a protegernos de los efectos nocivos del sol. Se observó que la administración de una combinación de 540 mg de polifenoles procedentes de té verde y 50 mg de vitamina C durante doce semanas contribuyó a reducir la inflamación del eritema solar causado por la radiación ultravioleta [13]. Un suplemento rico en polifenoles de té verde también puede ser eficaz contra la inflamación causada por la radiación ultravioleta. Esto se investigó en un estudio con ratones en el que se añadieron estas sustancias al agua que bebían. Los resultados mostraron un efecto regulador positivo en la inflamación de la piel por exposición a radiación ultravioleta, y que esta se recuperaba con mayor rapidez [14].
Los carotenoides son las sustancias de color rojo, naranja y amarillo presentes en las plantas, en las algas y en la piel de varios animales. Los carotenoides actúan como antioxidantes y ayudan a proteger a las plantas, algas y animales de la radiación ultravioleta. Un estudio reveló que este efecto protector también tiene lugar en seres humanos. Los voluntarios comieron 55 gramos de pasta de tomate (16 mg de licopeno) al día durante 12 semanas. Los tomates contienen licopeno, un carotenoide. Los resultados mostraron que el licopeno tiene un efecto protector frente a los daños graves provocados por el sol en la piel [6]. Otra fuente de carotenoides eficaz a la hora de proteger la piel de la radiación ultravioleta es el zumo de zanahoria [15]. Esto nos da una buena razón para disfrutar de un buen gazpacho veraniego, una comida rica en carotenoides [16].
Unos buenos niveles de minerales también parecen ser importantes para seguir protegiendo la piel desde dentro cuando se expone al sol. Los oligoelementos (minerales que forman parte de nuestra dieta en pequeñas cantidades) parecen tener un efecto positivo sobre los efectos de la radiación ultravioleta. Los estudios con líneas celulares han mostrado que el oligoelemento selenio protege a las células frente a daños en el ADN provocados por la radiación ultravioleta [17,18]. Debido a su influencia sobre la respuesta inmune y a su función antioxidante, el zinc también tiene un efecto protector [19]. Asimismo, el manganeso y el cobre contribuyen a la neutralización de los radicales libres [20].
Es necesario protegerse de los efectos nocivos del sol. Además de usar cremas solares, vestir prendas protectoras y buscar la sombra, puede consumir suplementos y alimentos saludables para limitar los efectos nocivos de la radiación ultravioleta desde dentro. Los nutrientes pueden ayudar a proteger las células del daño oxidativo de la radiación ultravioleta desde dentro, mejorar el metabolismo energético en la piel, optimizar la reparación del ADN y mejorar la respuesta inmune. Las investigaciones muestran que la vitamina B3, la vitamina C, la vitamina E, los polifenoles, los carotenoides y varios oligoelementos pueden contribuir a proteger la piel desde dentro. Una dieta rica en frutas y verduras, entre otras cosas, ya contiene muchos de estos nutrientes. Cuando sea necesario, la dieta se puede complementar con suplementos nutricionales para proteger las células y los tejidos sanos.
¡Le deseamos un excelente verano lleno de sol!
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