La mala alimentación, la falta de ejercicio y de contacto social, el estrés emocional, así como la presencia de toxinas ambientales o la falta de sueño provocan un desequilibrio en nuestras vidas. El entorno interno de nuestro cuerpo se esfuerza siempre por estar en homeostasis, en equilibrio. Ocasionalmente, un estrés corto e intenso como los que hemos experimentado a menudo durante nuestra evolución, como el hambre, la sed, el calor, el frío, nos saca de la homeostasis y pone en marcha mecanismos de acción que nos devuelven a ella en un tiempo razonable. En este caso hablamos de un estímulo hormonal fisiológico a corto plazo que es saludable y crucial para mantener la salud: nos mantiene flexibles. Por el contrario, los estresores a los que estamos expuestos en nuestra sociedad actual no suelen ser efímeros y, normalmente, son muy nuevos en la historia del ser humano, como la falta de movimiento, la presencia de pantallas o las nuevas toxinas ambientales creadas por la industria química, por nombrar solo algunos. Especialmente en estos tiempos inciertos de pandemia, como la actual del coronavirus, muchas personas están sometidas a un estrés continuo. Cada vez que nuestro cerebro percibe un estresor se activa un sistema neuroendocrinológico: el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HHA). Si este eje HHA se activa durante un período prolongado y la homeostasis se ve perturbada durante mucho tiempo, como ocurre en muchas personas hoy en día, la producción sostenida de cortisol puede causar importantes problemas de salud. Una de las intervenciones cruciales de un profesional de la salud es calmar el eje HHA para que el cuerpo tenga ocasión de volver a un estado de homeostasis. Un interesante mecanismo de acción que calma el eje HPA es el del neurotransmisor GABA, nuestro principal neurotransmisor inhibidor que ralentiza los impulsos en todo nuestro cerebro tan pronto como se han transmitido suficientes señales estimulantes. Un exceso de señales estimulantes puede ser perjudicial para nuestro cerebro. El GABA también inhibe el eje HHA. La deficiencia de GABA se ha asociado con inquietud y preocupación excesiva, ataques de pánico, insomnio, dolores de cabeza, adicciones, depresión, epilepsia, párkinson y declive cognitivo. Dado que además de nuestro sistema neurológico, otros órganos también utilizan el neurotransmisor inhibidor GABA, una deficiencia de GABA también se ha relacionado con la hipertensión, la diabetes, las enfermedades hepáticas, las enfermedades renales y las alergias. Las estrategias para impulsar la producción de GABA son las siguientes. Las fuentes alimenticias naturales del GABA incluyen judías, verduras de hoja verde, tomates, cebollas, huevos de granja , además de frutos secos y semillas frescas. Se necesitan suficientes nutrientes y cofactores para producir GABA endógenamente. El GABA se sintetiza a partir del ácido glutámico bajo la influencia de la enzima ácido glutámico descarbóxilasa (GAD por sus siglas en inglés), con el piridoxal-5-fosfato (vitamina B6 activa) como cofactor. Aportar GABA mediante un suplemento es también una buena manera de complementar rápidamente el GABA que produce el propio cuerpo. ¿Y ha pensado alguna vez en usar la fitoterapia para estimular el GABA? Muchas plantas contienen GABA, entre otras: Camellia Sinensis, Valeriana Officinalis, Hypericum Perforatum y Passiflora Incarnata. Además, todo lo que se haga para desinflamar el cerebro es interesante. La producción de GABA disminuye con la actividad inflamatoria en el cerebro. Los ácidos grasos omega-3 son muy importantes para inhibir la neuroinflamación. Los ácidos grasos omega-3 en el cerebro inhiben incluso la producción de cortisol directamente. Por último, hay una fuerte conexión entre el microbioma intestinal y la producción de GABA. Nuestro microbioma intestinal es un gran productor de sustancias neuroactivas y neurotransmisores como el GABA. Nuestro intestino puede producir GABA por sí mismo si contiene las bacterias adecuadas. Así que la salud intestinal es también un factor a considerar cuando alguien presenta un eje HHA hiperactivo. Hemos descrito la influencia inhibidora del GABA sobre el eje HHA y las medidas que se pueden tomar para estimularlo: de tipo nutricional, destinadas a frenar la neuroinflamación (omega-3), mejorar el microbioma (con ayuda, entre otras opciones, de probióticos) o recurrir a extractos de plantas que contengan o complementen directamente el GABA. Cuando considere un suplemento de GABA, asegúrese de que contiene cofactores y sinergistas (como las vitaminas B), que mejoran su eficacia. Preste siempre atención a los posibles efectos secundarios, contraindicaciones e interacciones. Consulte para ello nuestras monografías.
Vivimos en una sociedad que no se parece en nada al entorno natural en el que evolucionamos durante millones de años. Muchos de nosotros y de nuestros pacientes trabajan muchas horas, cumplen plazos, van de la clase de fútbol a la de ballet, ya no tienen tiempo para estar tranquilos con sus amigos y familiares, para disfrutar del sol al aire libre... La cantidad actual de población mundial ejerce una gran presión sobre los recursos de nuestro planeta y sobre nosotros mismos como seres humanos. Hemos creado algo parecido a una "industria alimentaria". Nuestros alimentos se elaboran en fábricas, nuestros cultivos se siembran unilateralmente y se rocían con productos químicos para mejorar las cosechas, nuestro ganado o pescado se cría y se procesa, lo que tiene importantes consecuencias para el valor nutritivo y los nutrientes que proporcionan los alimentos.Equilibrio
El eje HHA
El GABA
Conocimiento aplicado a la práctica