Cómo afectan los ácidos grasos al estrés

martes 1-septiembre-2020

Los ácidos grasos omega-3 (EPA y DHA) son ácidos grasos polisaturados de gran importancia para nuestro cuerpo. Por ejemplo, son necesarios como precursores de los eicosanoides para concluir los procesos inflamatorios. También son necesarios para el buen funcionamiento del cerebro. Sin embargo, es menos conocido que también nos ayudan a ganar flexibilidad y contribuyen a controlar el estrés.

Aunque los humanos somos capaces de fabricar EPA y DHA por nosotros mismos a partir del precursor ácido alfa-alinoleico (ALA), este proceso suele ser bastante ineficiente y solo una pequeña fracción de ALA puede ser efectivamente transformada en EPA y DHA. Actualmente el EPA y el DHA se consideran esenciales desde el punto de vista nutricional y su consumo depende de fuentes exógenas, principalmente algas y pescados grasos. 

En un artículo anterior centramos nuestra atención en el papel del DHA en el desarrollo del cerebro. En este artículo analizaremos cómo los ácidos grasos omega-3 EPA y DHA pueden aumentar la flexibilidad y reducir el estrés.

 

Ácidos grasos omega-3 para la flexibilidad y contra el estrés

Los ácidos grasos omega-3 son componentes esenciales de la doble capa fosfolípida de nuestras membranas celulares. Estos ácidos determinan tanto la fluidez de la membrana como el nivel de actividad celular. Además, los ácidos grasos omega-3 son indispensables para la normal transducción de señales e influyen en la actividad de las enzimas y de los receptores de la membrana. Todos elementos clave para una buena comunicación celular.

Las membranas celulares fluidas forman parte de nuestra naturaleza adaptógena. La naturaleza adaptógena es nuestra capacidad de adaptarnos al medio ambiente siempre cambiante en el que vivimos. Por esa razón, el funcionamiento adecuado de nuestras enzimas y receptores de membrana es de fundamental importancia. Cuanto más fluidas sean nuestras membranas celulares, mejor podremos adaptarnos a los cambios y más resistentes seremos frente al estrés. Los ácidos grasos omega-3 son muy importantes para lidiar con flexibilidad con los factores de estrés que nos presenta nuestra vida "moderna".

De las investigaciones sobre el papel del DHA en la adaptación al estrés se concluye que los ácidos grasos omega-3, especialmente el DHA, podrían mejorar la resistencia. Esto resulta muy útil en períodos de estrés y es un signo de gran flexibilidad.

 

Un déficit de ácidos grasos omega-3 disminuye nuestra flexibilidad

Si no consumimos suficiente EPA y DHA con nuestra alimentación durante un periodo prolongado, aumenta el riesgo de que se produzcan todo tipo de trastornos cerebrales. Esto se debe en particular a la escasez de DHA en nuestras membranas celulares. La pérdida de DHA de estas membranas se asocia con diversos problemas, en particular con un deterioro de su fluidez. De esta manera disminuye nuestra capacidad para adaptarnos con flexibilidad a las circunstancias de la vida. Esto también limita nuestra capacidad para lidiar adecuadamente con el estrés. Por lo tanto, es muy importante para nosotros, como personas "modernas" que vivimos en un ambiente donde los estímulos estresantes nos asaltan casi continuamente, asegurarnos una cantidad suficiente de DHA en nuestros alimentos y células.

 

Conocimiento a través de la práctica

El DHA puede obtenerse de los alimentos, especialmente de los mariscos. Tanto los pescados grasos (caballa, trucha, salmón, arenque, sardinas) como las algas (hierba de mar) son buenas fuentes de ácidos grasos omega-3. El kril es especialmente interesante porque sus ácidos grasos tienen forma de fosfolípidos, la misma forma que se da en nuestras membranas celulares. Por lo tanto, no es necesario procesar el aceite de kril para incorporarlo a las membranas celulares. Lamentablemente los mariscos apenas forman parte del menú de la mayoría de la gente. Por este motivo se sugiere considerar la suplementación con ácidos grasos omega-3, especialmente si existe falta de flexibilidad y de resistencia al estrés.

 

Fuente: monografía Ácidos grasos Natura Foundation