Parte 5: Terapia ortomolecular y fitoterapia
La vitamina D mantiene una estrecha relación con el reloj biológico. Además, es necesaria para el funcionamiento tanto del sistema inmune innato como del adquirido. Por ejemplo, cataliza la formación de determinados linfocitos (macrófagos). También hay una relación entre las posibilidades de contraer enfermedades autoinmunes y el nivel de vitamina D en la sangre: las personas con un nivel alto sufren enfermedades autoinmunes con menos frecuencia. Y surgen voces defendiendo la suplementación con vitamina D a las personas con este tipo de patologías.
El aminoácido glutamina tiene un papel importante en el restablecimiento de la función de barrera de la pared intestinal, ya que activa la señalización de la mTOR en las células intestinales. Además, mejora el desarrollo y el crecimiento de estas células en caso de estrés, lesiones e infecciones. Sobre todo para los recién nacidos, la glutamina parece ser cada vez más un aminoácido esencial. Lo mismo se puede decir de los adultos en determinadas circunstancias, sobre todo aquellas en las que la integridad del intestino está en apuros (estrés, consumo de alcohol).
Su impacto probablemente no se limite solo a la pared intestinal, porque cuando esta está sana es capaz de conservar mejor una relación saludable con el microbioma. Un estudio reciente demuestra que la suplementación diaria con 30 g de glutamina hace bajar la proporción Firmicutes/Bacteroidetes (un biomarcador de obesidad) de 0,85 a 0,57 (lo cual es una evolución beneficiosa, comparable a lo que le ocurre a una persona con sobrepeso cuando sigue una dieta). El grupo de control recibió 30 g diarios de alanina. En ellos aumentó la proporción Firmicutes/Bacteroidetes de 0,91 a 1,12. El estudio fue realizado con 33 adultos (de 23 a 59 años, IMC entre 25 y 47) que fueron divididos en dos grupos.
Los probióticos se pueden emplear para conservar la salud de la microbiota y mantener en forma la respuesta inmune. Sobre todo se pueden esperar resultados positivos en caso de problemas intestinales, por ejemplo, para el síndrome de intestino irritable (SII) y las diarreas relacionadas con el uso de antibióticos, especialmente en bebés.
En caso de EII (enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa), los resultados son menos contundentes.En las afecciones alérgicas los probióticos no resultan muy efectivos cuando se emplean a modo de cura. No obstante, hay indicios de que sí que tienen un efecto preventivo durante el embarazo entre mujeres con más probabilidades de tener un hijo alérgico, mujeres que dan el pecho a bebés con más propensión a alergias y a niños menores de tres años con una probabilidad mayor de sufrir alergia. Se define la mayor probabilidad como la existencia de al menos un progenitor biológico con alergia, asma o eccema.
El arte en el uso de los probióticos consiste en averiguar qué cepas bacterianas son las que mejor pueden ayudar. Es cuestión de probar con diferentes cepas (y hacer que el paciente lleve una libreta de síntomas). En el futuro, la terapia dirigida a prevenir la EII, la diabetes tipo 1 y las enfermedades atópicas posiblemente se base en un probiótico personalizado o en la terapia con helmintos, que se aplica en los primeros años de vida.
En la actualidad, es posible hacerse un estudio de la microbiota personal (o incluso del microgenoma). De él se pueden inferir consejos para el estilo de vida, la alimentación o los probióticos personalizados. Si se quiere hacer uso de estos análisis, es muy importante leer bien las condiciones generales. Es bueno saber de antemano con qué terceros se comparten estos datos (científicos).
Las setas shiitake y maitake llevan años en el foco de atención por su efecto sobre el sistema inmune. Hace poco se hizo un estudio de intervención en la Universidad de Florida con 52 personas sanas de 21 a 41 años. Resultó que en cuatro semanas el shiitake modifica considerablemente el sistema inmune. Así, bajó la cantidad de PCR en la sangre de los sujetos de ensayo, lo que indica una reducción de las inflamaciones de bajo grado. También aumentó la concentración de importantes mensajeros del sistema inmune, las citocinas IL-4, IL-10, TNF-α e IL-1α, lo que es señal de una mejor respuesta inmune. Estos resultados se obtuvieron con un consumo de 5 y 10 g de shiitake seco al día.
Aún no se ha estudiado bien cómo lleva a efecto el shiitake estos cambios, pero parece ser que la microbiota es mediadora en este proceso. El shiitake es muy rico en polisacáridos (cierto tipo de fibra soluble con efecto prebiótico). Probablemente sean los responsables de los efectos positivos en el sistema inmune. En ratones ya se ha demostrado que esta fibra realiza cambios profundos en la composición de la microbiota. Investigadores chinos que administraron shiitake a ratones de edad avanzada hablan incluso de un rejuvenecimiento de la microbiota y la respuesta inmune.
La investigación sobre la interacción entre el microbioma, el sistema inmune y el reloj biológico está aún dando sus primeros pasos, pero es muy prometedora. Lo que hasta ahora se desprende de todos sus resultados es que las distintas partes del cuerpo están indisolublemente vinculadas entre sí, y que es imposible sacar de su equilibrio a una sin que ello afecte a las demás. Sobre todo ahora que se han introducido en nuestro entorno cada vez más "factores artificiales" (luz artificial, antibióticos, comida industrial), a nuestro cuerpo le cuesta cada vez más conservar su estado óptimo. Por eso es ahora más importante que nunca cuidar bien de nuestro organismo tomando suficientes nutrientes y llevando un estilo de vida que se aproxime lo más posible al natural.
Esta es la quinta y última parte de esta serie sobre el sistema inmune, el microbioma y el reloj biológico. Puede descargar aquí el libro electrónico sobre la materia, completo y lleno de ilustraciones. En el encontrará todas las referencias científicas.