Cada vez se hacen más estudios para demostrar la relación entre la salud del tubo digestivo y las afecciones neurológicas. El eje cerebro-intestinal, según los psiquiatras nutricionales, puede ser la clave para poner bajo control la ansiedad y la depresión.
Hay suficientes pruebas de que suministrar nutrientes esenciales a través de la dieta o la suplementación puede ayudar a evitar o tratar los problemas de salud físicos y mentales. Por ejemplo, la investigación en este campo ya ha demostrado que los ácidos grasos omega 3 (EPA y DHA) y los pre- y probióticos pueden proporcionar alivio en casos de ansiedad, estrés y síntomas depresivos.
También hay muchos investigadores interesados en el abordaje de los mecanismos patológicos psíquicos con, por ejemplo, alimentos fermentados. Por otra parte, la L-teanina, la beta alanina y la teacrina parecen tener reservado un papel importante. Según investigadores de la Universidad Hofstra de Nueva York, estas sustancias pueden ayudar a mejorar la alerta del cerebro. Pero es evidente que esto no es lo único que podemos hacer en el campo de la prevención y el restablecimiento.
La World Journal of Psychiatry ha publicado una lista de alimentos con motivo de un estudio bibliográfico sistemático en el campo de la relación entre la dieta y la psique. Esta lista indica qué alimentos contienen la mayor cantidad de nutrientes cuyo papel en la prevención y el restablecimiento de los trastornos depresivos haya sido demostrado en la bibliografía científica. Se trata de los siguientes:
• Ácido fólico
• Hierro
• Ácidos grasos omega 3 (EPA y DHA)
• Magnesio
• Potasio
• Selenio
• Tiamina
• Vitamina A
• Vitamina B6
• Vitamina B12
• Vitamina C
• Zinc
Los alimentos con las mayores puntuaciones fueron el marisco, especialmente los bivalvos (como las ostras y los mejillones). De entre las carnes, la casquería obtuvo la puntuación más alta, y en cuanto a los productos vegetales, fueron las verduras de hoja, la lechuga, el pimiento y las crucíferas o brasicáceas. No es difícil reconocer en estos alimentos una parte de la dieta antigua que supuestamente comíamos en el ecosistema acuoterrestre.
Los minerales hierro, zinc y selenio de la mencionada lista de alimentos son nutrientes neuroselectivos. Hay otros dos minerales que también lo son, el cobre y el yodo. Nutrientes selectivos son aquellos que necesitamos para el desarrollo óptimo del cerebro. A continuación se resume por qué son importantes para nuestro cerebro.
• La falta de yodo durante el embarazo produce cretinismo, una forma de enanismo que con frecuencia concurre con retraso mental. Existe incluso una teoría que dice que la extinción de los neandertales se aceleró en parte por una falta de yodo. Un indicio de ello es que el aspecto de los neandertales presenta características coincidentes con el cretinismo. En las zonas en las que vivieron no había una buena fuente de yodo (Dobson, 1998).
• Cuando hay déficit de hierro se produce una ligera hipoxia en el cerebro que impide que los procesos cerebrales transcurran de forma óptima. También hace bajar los niveles de neurotransmisores, con repercusiones negativas para la atención visual, la capacidad de aprendizaje y el rendimiento verbal. En personas con TDAH se suele detectar falta de hierro.
• El cobre es esencial para la fabricación de mielina, la capa aislante que rodea los nervios responsables de la óptima conducción de las señales nerviosas. Cuando hay carencia de cobre se produce hipomielinización y retraso mental. La desmielinización también se halla en el párkinson y la esclerosis múltiple, y podría influir también en el TDAH y el autismo (Bartzokis, 2012).
• El zinc es importante para el metabolismo cerebral porque cumple un papel fundamental en el hipocampo. Este órgano del cerebro está implicado, entre otros, en el almacenamiento de nuevos recuerdos, la orientación y la regulación a la baja de la reacción de estrés. Además, el zinc participa en el metabolismo de los neurotransmisores.
• El selenio contrarresta la oxidación del importante ácido graso de pescado DHA y del ácido araquidónico (AA). Cuando el DHA y el AA se oxidan, disminuye su transporte hacia el cerebro y los ojos, lo que puede causar daños.
El doctor Alex Richardson del departamento de Fisiología, Anatomía y Genética de la Universidad de Oxford opina que la intervención alimentaria no es un tratamiento en sí mismo, sino que puede ser un complemento bienvenido. La profesora Felice Jacka, directora del Food and Mood Centre y fundadora y presidenta de la International Society for Nutritional Psychiatry Research (ISNPR), es una partidaria más entusiasta del uso de intervenciones alimentarias y suplementación para el tratamiento de problemas psíquicos. Su investigación demuestra que la comida occidental es muy poco variada. Hacen falta mayores ingestas de alimentos vegetales ricos en nutrientes y fuentes proteicas de alta calidad.
La aceptación de las intervenciones alimentarias y las recomendaciones que de ellas resultan dependen del estudio. Aunque ya hay pruebas suficientes de que la intervención alimentaria puede mejorar tanto el restablecimiento del paciente como la eficiencia de costes, hace falta más investigación. Sin embargo, aquí nos topamos con problemas prácticos. Por ejemplo, es importante medir los efectos a largo plazo, por lo que las bajas son mayores y los resultados tardan más en estar disponibles. También las diferencias individuales y la sinergia entre alimentos complican la investigación. Pero también hay notas positivas.
Gracias a la investigación, cada vez va penetrando más en los individuos y la sociedad la importancia de la alimentación sana y el estilo de vida activo. El potencial terapéutico está cada vez más reconocido. La salud mental es un campo en el que son muchas las necesidades sin cubrir del cliente y cada vez aumentan más. Parece que la psiquiatría nutricional puede satisfacer algunas de estas necesidades. Hace falta más investigación y una mejor educación, información y formación de los clientes, pero también del profesional.
Puede leer más sobre dieta, psique y nutrientes neuroselectivos en nuestro libro blanco "Regreso a un metabolismo cerebral óptimo".
LaChance LR, Ramsey D. Antidepressant foods: An evidence-based nutrient profiling system for depression. World J Psychiatr 2018; 8(3): 97-104
Dobson JE, The iodine factor in health and evolution, The Geographical Review, 88, 1-18, 1998.
Bartzokis, Neuroglialpharmacology: Myelination as a shared mechanism of action of psychotropic treatments, Neuropharmacology 62(7):2137-53 · January 2012.