Las probabilidades de desarrollar trastornos del espectro autista (TEA) están influidas, entre otros, por los microorganismos que pueblan el cuerpo de la madre durante la gestación. Así lo sugiere una nueva investigación realizada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia (Estados Unidos).
Los resultados del estudio aportan posibles pistas para contribuir a la prevención de trastornos de tipo autista. En este sentido, podría intervenirse mediante el patrón de alimentación y la toma de probióticos adecuados. Los investigadores se basan, entre otras cosas, en experimentos llevados a cabo con ratones. Estos trabajos arrojan diversas conclusiones, como que las crías de los ratones con microbiota desfavorable presentan mayor tendencia a trastornos de desarrollo cerebral.
Influencia de la flora materna en el cerebro
Los investigadores se preguntaron si la microbiota de la madre tiene influencia en el desarrollo del cerebro del niño nonato y, de ser así, cómo. La investigación con ratones mostró que la descendencia de los animales que tenían una microbiota malsana tenía mayor propensión a trastornos de tipo autista. Las conexiones subyacentes parecen funcionar a través del sistema inmunitario y el nervioso. En primer lugar, parece que la microbiota resulta importante para la programación del sistema de defensas de los hijos y para la manera en la que tal sistema reacciona al estrés, a las lesiones y a las infecciones. Asimismo, parece también que la interleucina-17a (IL-17a) tiene un papel en el desarrollo de los síntomas asociados con el autismo. Por lógica, el estudio lleva a dos maneras en las que puede contribuirse a la prevención de formas de autismo. Por una parte, abordando la microbiota desfavorable y, por otra, mediante la desactivación de la IL-17a. La modificación de la microbiota puede realizarse mediante adaptación de la dieta, trasplante fecal y/o aplicación de probióticos. Frenar la acción de la IL-17a resulta más complejo. Además, esto tiene riesgos asociados, ya que la IL-17a cumple una función en la lucha contra infecciones (por ejemplo, fúngicas). Por tanto, bloquear esta proteína incrementa el riesgo de infección en la madre y el niño.
Sistemas del cuerpo vinculados
De forma muy resumida, el estudio establece conexiones entre microorganismos, reacciones de defensa y el cerebro que se está desarrollando. Las probabilidades de trastornos relacionados con el autismo están determinadas, entre otros factores, por el conjunto de microorganismos presentes en el cuerpo (y en particular los intestinos) de la madre. Debe resaltarse que los resultados obtenidos en ratones todavía deben examinarse en el ser humano antes de que sean posibles aplicaciones clínicas.Las investigaciones de continuación se dirigirán a la identificación de las propiedades de la microbiota de las gestantes que puedan estar vinculadas con trastornos del espectro autista.
Referencia
John R. Lukens, Catherine R. Lammert, Elizabeth L. Frost and Calli E. Bellinger, Critical roles for microbiota-mediated regulation of Th17 responses in a maternal immune activation model of autism, J Immunol May 1, 2018, 200 (1 Supplement) 166.36;