La mayoría de las personas con un trastorno metabólico congénito nacen con un gen defectuoso que hace que una enzima específica falte o tenga una actividad limitada. A causa de esto, ciertas sustancias no se descomponen o no lo hacen en la suficiente medida, lo que conlleva daños irreversibles en las células sensibles a ello. A falta de métodos de tratamiento eficaces, ahora mismo la mayoría de los pacientes tienen que seguir una dieta estricta durante toda su vida.
El estudio israelí publicado en Communications Chemistry, revista relaciona relacionada con la prestigiosa Nature, demuestra que ciertos compuestos presentes por naturaleza en el té verde y el vino tinto combaten la formación de sustancias tóxicas. Los investigadores pusieron la mira en dos tipos de compuestos: el galato de epigalocatequina (EGCG), contenido en el té verde, y el ácido tánico procedente del vino tino. Este último es conocido, entre otras cosas, porque contrarresta la formación de sustancias amiloides tóxicas en enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer y el párkinson. En el caso de las enfermedades metabólicas congénitas, las sustancias de desecho tóxicas se acumulan de forma incontrolada, provocando graves trastornos psicológicos y de desarrollo.
Un conocido ejemplo de enfermedad metabólica congénita rara es la fenilcetonuria (PKU). En los pacientes que la padecen, es un aminoácido (la fenilalanina) la que produce los problemas. El hígado de estos pacientes no es capaz de descomponerla y procesarla, por lo que la fenilalanina se acumula en la sangre y en grandes concentraciones en el cerebro. Esto obstaculiza el crecimiento y el desarrollo del sistema nervioso central. Por tanto, si no se trata, la PKU produce deficiencia mental y problemas graves de conducta. La enzima defectuosa o ausente es la fenilalanina hidroxilasa, que es la que normalmente descompone la fenilalanina en el hígado.
Los recién nacidos con PKU deben seguir el resto de su vida una dieta estricta sin fenilalanina porque, de lo contrario, pueden aparecer problemas graves de desarrollo. Hay muchos alimentos que contienen este aminoácido, por lo que es muy difícil seguir una dieta libre de fenilalanina.
El nuevo estudio se basa en otros dos anteriores realizados en el laboratorio de Tel Aviv por el profesor Gazit. En el primero se demostró que la fenilalanina es capaz de autoensamblarse y formar estructuras amiloides como las que se detectan en el alzhéimer, el párkinson y otras patologías neurodegenerativas. En el segundo, con personas con otros defectos enzimáticos relacionados con enfermedades metabólicas congénitas, se vio que también otros productos intermedios poseen estas propiedades. Ambas investigaciones han aportado nuevos conocimientos en lo referente a la comprensión de esta patología. Parece haber un solape claro entre las afecciones neurodegenerativas y los trastornos metabólicos congénitos.
Los investigadores realizaron un estudio in vitro. Esto quiere decir que el EGCG y el ácido tánico fueron estudiados con tubos de ensayo y sistemas de cultivo. Ambos se ensayaron con tres productos metabólicos que se acumulan en variantes de enfermedades metabólicas congénitas: la adenina, la tirosina y la fenilalanina. Los resultados fueron positivos, porque tanto el EGCG como el ácido tánico bloqueaban la formación de estructuras amiloides nocivas. Los investigadores también utilizaron simulaciones informáticas para comprobar el mecanismo que pone en marcha la formación de compuestos.
Los resultados han resultado muy provechosos en cuanto a nuevos conocimientos sobre la formación y acumulación de productos metabólicos no deseados. Esto no solo es relevante para las enfermedades metabólicas congénitas, sino también para las neurodegenerativas. Las herramientas desarrolladas son innovadoras y tienen un enorme potencial para atacar un amplio abanico de afecciones en el futuro.
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