La reducción en la calidad o cantidad de la microbiota intestinal (los microorganismos que están en nuestro intestino) ya se había asociado anteriormente a distintos problemas de salud, como la diabetes, la obesidad y las enfermedades gastrointestinales de carácter inflamatorio. Es posible que el motivo sea que la microbiota es un importante regulador del estrés oxidativo, la inflamación, la tolerancia a la glucosa y la sensibilidad a la insulina.
Por el contrario, la rigidez arterial (el empeoramiento patológico de la estructura y funcionalidad de las arterias) tiene una correlación positiva con la hiperglucemia crónica, la hiperinsulinemia, el nivel de adipocinas y la inflamación sistémica. Además, parece estar relacionada con el riesgo cardiovascular, especialmente en las personas jóvenes y en las mujeres, a quienes factores de riesgo tradicionales como la obesidad y el tabaquismo afectan menos. Estas asociaciones parecen indicar que una microbiota intestinal sana regula los problemas que causan rigidez arterial. ¿Pero cuál es exactamente el mecanismo?
Expertos de la Universidad de Nottingham y del King\'s College de Londres han estudiado el fenómeno con más detenimiento. Se analizaron los datos médicos de un grupo de 617 gemelas adultas de mediana edad. Los resultados de la velocidad de onda de pulso, que dan la medida de la rigidez arterial, fueron comparados con datos sobre la composición de su microbiota intestinal. Asimismo se estudió el posible papel que pudieran desempeñar ciertos metabolitos que ya habían sido vinculados antes a las cardiovasculopatías y al síndrome metabólico.
En todas las mujeres había una correlación significativa entre la diversidad de los microbios en el intestino y la salud de las arterias. Incluso tras la corrección de variaciones metabólicas y presión sanguínea, la rigidez de las arterias era mayor entre mujeres con una microbiota intestinal limitada. Los microbios específicos que se asociaron a un menor riesgo de rigidez arterial ya habían sido relacionados anteriormente con un menor riesgo de obesidad.
Se ha demostrado por primera vez que las bacterias intestinales y sus metabolitos están ligados a una menor rigidez arterial. Esto sugiere que la mejora de la microbiota intestinal a través de la dieta, el ejercicio y los probióticos puede ser una forma de reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Además, el estudio de la microbiota intestinal puede utilizarse para diagnosticar el riesgo de cardiopatías.