Hace tiempo que se sospechaba que las bacterias probióticas podrían desempeñar un papel en el control o la prevención de la depresión a través del eje cerebro-intestinal. En cualquier caso, un nuevo estudio con animales ha revelado que los probióticos, que se suelen prescribir para el intestino, también pueden tener un efecto beneficioso sobre el cerebro.
En el tubo intestinal viven unos cien billones de bacterias. Un intestino sano es un medio hostil para la mayoría de cepas de bacterias patógenas. Sin embargo, el intestino también puede contener patógenos y sustancias tóxicas.
Los organismos probióticos luchan contra los patógenos por la comida y el espacio donde adherirse. Para ello forman bacteriocinas y ácidos grasos de cadena corta. Estos últimos alimentan el epitelio intestinal, formando una fuerte barrera contra los patógenos. Además, estos ácidos grasos reducen el pH, lo cual ahuyenta a los patógenos y aumenta la biodisponibilidad de los minerales. También colaboran en el proceso digestivo, ya que pueden producir coenzimas (como la lactasa). Estos mecanismos mejoran la digestión y evitan la diarrea, el estreñimiento y la flatulencia por fermentación y parásitos.
Pero la influencia de factores externos, como un mal patrón alimentario, puede romper el equilibrio y provocar disbiosis. En ese caso, los patógenos intestinales pueden llegar al torrente sanguíneo, con toda clase de repercusiones en la salud. Es posible que este sea el mecanismo de acción subyacente a la depresión.
El equipo investigador danés dividió a las ratas en cuatro grupos, que fueron alimentados con distintos piensos compuestos y siguieron dietas diferentes. Dos grupos de ratas tomaron una dieta rica en grasa y pobre en fibra, pero uno de estos grupos recibió también agua con probióticos (lactobacilos). Dos grupos de control fueron alimentados con una dieta rica en fibra y pobre en grasa, y también uno de ellos recibió agua con un probiótico. A las doce semanas se les sometió a una prueba de natación. Las ratas de la dieta rica en grasa sin probióticos tuvieron un comportamiento "más depresivo" durante el test.
Las ratas que recibieron cultivos lácticos además de la dieta rica en grasa y pobre en fibra mostraron una conducta normal. Aquellas que recibieron una dieta rica en grasa y pobre en fibra sin probióticos desarrollaron una conducta similar al comportamiento depresivo. Así pues, el probiótico compensa en ratas las consecuencias de una dieta poco saludable.
Además, se vio que las ratas que no tomaron probióticos tenían un mayor número de leucocitos en el tejido cerebral. Estos leucocitos reflejaron los cambios en el comportamiento. Pueden ser signo de inflamación crónica. También se detectan en el tejido graso y el hígado de personas con sobrepeso y diabéticas. El hecho de que el grupo que tomó probióticos no los tuviera apunta a una reprogramación del sistema inmune.
Aproximadamente el 80% de las defensas tiene su origen en el intestino. Los organismos probióticos refuerzan la respuesta inmune tanto a nivel celular como humoral. La artritis, la úlcera gástrica, las reacciones alérgicas y el SII (síndrome de intestino irritable) pueden verse reducidas. El efecto antiinflamatorio de los probióticos no se limita solo al intestino: también pueden beneficiarse de ellos enfermedades dermatológicas como el acné, la psoriasis y los eccemas. Onderkant formulier
La depresión probablemente tenga un componente metabólico que responda a los probióticos. Estos hallazgos pueden tener consecuencias de gran alcance, ya que las afecciones metabólicas suelen aparecer junto con la depresión. Los investigadores piensan que es posible que las personas que padezcan depresión puedan beneficiarse del uso de probióticos. Lo cierto es que cada vez más estudios sugieren que una dieta poco saludable contribuye a la aparición o el mantenimiento de la depresión. Es sabido que los pacientes con depresión llevan una vida menos sana que la media.
Los probióticos no pueden hacer más sana la comida y no influyen en el peso ni en la glucemia. Sin embargo, como pueden reducir los síntomas depresivos, puede mejorar el estilo de vida y romperse el círculo vicioso. El resultado es interesante para el tratamiento de la depresión, que siempre debería incluir probióticos.
Abilgaard A. et al., Probiotic treatment protects against the pro-depressant-like effect of high-fat diet in Flinders Sensitive Line rats, Brain, Behavior, and Immunity, Volume 65, October 2017, Pages 33-42.
http://naturafoundation.co.uk/monografie/orale_probiotica.html
http://naturafoundation.co.uk/monografie/Probiotica_algemeen.html