?El DHA es un componente importante de las membranas neuronales. Por lo tanto, junto a otros lugares, la mayor concentración de DHA en el cuerpo se encuentra en el cerebro. El DHA (junto con la EPA) desempeña un papel importante en la división y diferenciación celular, la transferencia de señales en las células, la apoptosis celular e incluso en la expresión de los genes. DHA prenatal y en niños pequeños Los ácidos grasos, y especialmente su correcto equilibrio, son importantes al principio de la vida para favorecer el desarrollo neuronal y prevenir posibles trastornos durante el mismo. Las deficiencias de ácidos grasos omega-3, tanto en la madre en la fase prenatal como en el niño en la fase posnatal, pueden tener efectos adversos en el desarrollo neuronal del niño. Por ejemplo, un estudio británico demuestra que un nivel reducido de DHA tiene consecuencias importantes sobre la capacidad de razonamiento y el comportamiento de niños sanos en edad escolar. Y un estudio europeo realizado con 584 niños de unos 8 años mostró que tenían menos probabilidades de sufrir problemas emocionales y conductuales si comían pescado al menos dos veces por semana, una de ellas, pescado azul. No solo el desarrollo neurológico, también el estado mental e incluso la neurodegeneración están estrechamente relacionados con el nivel de ácidos grasos en el organismo. Tanto un deterioro cognitivo acelerado como un desorden cognitivo leve están relacionados con una disminución del nivel de DHA / EPA. Además, se puede deducir de los estudios epidemiológicos que un bajo nivel de omega-3 en el cuerpo está relacionado con una mayor incidencia de enfermedades neuropsiquiátricas, las cuales también tienden a ser de los tipos más graves. Los estudios de intervención con suplementos de omega-3 muestran resultados positivos con respecto a este tipo de trastornos. A medida que se envejece, el DHA también parece desempeñar un papel en el aumento de la densidad de las dendritas y en la reducción de defectos de las proteínas tau y beta-amiloides. En este caso, la investigación también indica que las personas mayores que cada semana comen alimentos del mar se enfrentan a un riesgo considerablemente menor de desarrollar demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer. La EFSA (European Food Safety Authority) aconseja que los adultos consuman pescado para obtener 200 miligramos de ácido graso omega-3. Para cumplir este consejo, su paciente debe comer una porción de pescado azul una vez por semana, salmón salvaje , sardinas o boquerones preferiblemente. La encuesta sobre consumo de alimentos 2007-2010 muestra que una gran parte de la población no cumple con esta recomendación. Este dato implica que una gran parte de la población tiene una ingesta inadecuada de DHA (y EPA). La investigación muestra que a largo plazo una ingesta inadecuada de DHA (y EPA) aumenta el riesgo de trastornos cerebrales, especialmente en el pensamiento, el comportamiento y el estado de ánimo. Los niños se pueden ver afectados por trastornos del desarrollo. En los adultos se trata principalmente de trastornos mentales, tales como depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia, trastorno límite, estrés y agresividad. Una ingesta deficiente prolongada de DHA (y EPA) durante la edad adulta puede producir deterioro cognitivo e incluso demencia. El DHA puede obtenerse de los alimentos, especialmente de los mariscos. Las algas marinas y el pescado azul (caballa, trucha, salmón, arenque, sardinas) son buenas fuentes de ácidos grasos omega-3. Debido a la gran importancia del DHA en particular, en caso de consumo insuficiente de pescado o de síntomas de enfermedades neurológicas debería contemplarse una suplementación con DHA sin importar la edad del paciente. Diferentes estudios han demostrado que la suplementación con ácidos grasos omega-3 puede mejorar las funciones cognitivas. La investigación también indica que la suplementación con DHA es más efectiva que la suplementación con EPA. Esto se debe a que la transformación de EPA a DHA es muy difícil, pero la transformación de DHA a EPA es fácil y se lleva a cabo de acuerdo a las necesidades del cuerpo de cada persona. De esta manera, la suplementación con DHA facilita que el cuerpo disponga del nivel óptimo de ácidos grasos omega-3.
El ácido docosahexaenoico (DHA) es un ácido graso poliinsaturado fabricado a partir del ácido alfa-alinoleico (ALA). Este proceso, en el que el ácido eicosapentaenoico (EPA) constituye un paso intermedio, no se produce óptimamente en muchas personas. Menos del 5 % del ALA se convierte en EPA y solo del 0 al 4 % en DHA. Pese a ello, el DHA desempeña una función muy importante en el desarrollo prenatal y posnatal del cerebro y en el mantenimiento de la salud cerebral en la edad adulta.
DHA en adultos y mayores
Las consecuencias de un déficit crónico de DHA
Conocimiento a través de la práctica